martes, octubre 31, 2006

Mar de Copas en San Marcos

Estuve en San Marcos cubriendo el concierto de Mar de Copas por aniversario de la facultad de Farmacia. Estuve en el estadio. Esa universidad es inmensa, da una flojera incríeble caminarla.

Lo malo de algunas de estas comisiones es que no siempre te diviertes. Yo por ser prensa siempre voy adelante, esta vez fue en una especie de zona VIP. Estuve sentado una hora esperando que empezara el concierto, quería tomar una par de fotos e irme, y pensé en algunos conocidos de esa universidad para que me acompañaran. Todo el mundo de conocidos se redujo a mi primo (no soy muy amiguero o como se dice: popular).

Pero no tenía el número de celular de mi primo. Así que esperé. Cuando salió el grupo la pasé bien. La gente estaba feliz, bebía, cantaba, se abrazaban y besaban. Eso es lo malo de estas comisiones, uno está trabajando, y no siempre tendría que ser así, si hubiese ido con alguien hasta unas chelas me pude haber tomado pero, a decir verdad, quizá esa persona no podría haber entrado a la supuesta zona VIP. Quizá más adelante me las ingeniaré para sacarle más provecho a las comisiones.

domingo, octubre 29, 2006

Trampolín Latino (o depresivo)

Estuve en Trampolín Latino con Carlos Álvarez, debo decir que no me gusta ese programa, me parece aburrido. Pero estar ahí hoy, en el set, y ver todo lo que ahí ocurría me cambió la manera de pensar: ahora me gusta menos, y no por aburrido, sino por humillante.

No quiero decir que este programa intente humillar a la gente que en el set está, no, pero hay algo ahí. La gente hace su mejor esfuerzo por ser vistos, si hay que hacer el ridículo lo hacen, esperando ser considerados para el próximo regalo o concurso.

En la ocasión que estuve ahí fue el alcalde Castañeda Lossio, y ayudó a una pobre mujer que estaba enferma. Terminados los tres minutos que dura el bloque, se fueron a comerciales, Carlos abraza al alcalde, este agradece la invitación y habla con la señora ayudada. Todo bien. Pero de repente, toda una tribuna empieza a gritar: ¡anda! ¡no seas tonta!

La razón, una mujer que tímida no se decidía si ir o no a pedirle ayuda al alcalde. El motivo: su pequeña hija con una máscara usual en personas que se han quemado el rostro. Cuando la vi me impactó, me dio pena, aún me siento deprimido por esa imagen (que no retraté porque no pude). La mujer corrió, pero demasiado tarde, pues el alcalde se iba por un túnel (acaso por sentir la presencia de otro compromiso social). ¡Qué tonta! ¡Te demoraste!, decían. La mujer no sabía que hacer, la niña estaba confundida por algo.

Pero de pronto, otra vez, Castañeda aparece por un segundo baño de popularidad, las tribunas saltan de alegría, saludan, ¡Lucho Corazón! ¡La niña! ¡La señora! repetían las tribunas, todas ellas. Pero Lucho nada, dio algunos apretones de mano y nada más. La señora volvió a correr pero la asistente de Carlos, una que era actriz cómica antes, dio una explicación que nadie entendió. La mujer no pudo ni acercársele. Todo esto sucedió a mi lado, la niña me miró y pasó de frente. Era imposible no verla.

Al final del programa, cuando todo acabó, en el camerino de Álvarez, dos asistentes de producción comentaban que la niña de la máscara estaba esperando porque el animador le había dicho a su mamá que esperara. Uno de los asistentes dijo: derívala a asistencia social. No sé que signifique eso, pero me suena a trámite engorroso. A nada. Quizá la niña siga esperando al buen ¡Lucho Corazón!